Los datos no mienten, y la dificultad en el cumplimiento de los requisitos a los posibles beneficiarios; el desconocimiento de la realidad de nuestro colectivo; la nula comunicación de la Administración con las organizaciones representativas de los trabajadores autónomos, que, además, podrían haber participado en el diseño junto al Ministerio, ha desencadenado la tormenta perfecta para hacer de estas ayudas un verdadero fiasco.
La supervivencia de negocios perfectamente asentados y con una situación económica normal antes de la crisis, debe ser una de las prioridades, y los fondos sobrantes de esta ayuda deberían reorientarse poniendo en marcha un segundo plan al que puedan acogerse la mayoría de los autónomos y pequeñas empresas que estén en esa situación de perdida de facturación y que hoy continúan pasando un calvario económico.
Eduardo Abad, presidente de UPTA, «ya lo avanzamos en su momento, el diseño de esta ayuda no podría llegar a la inmensa mayoría de los autónomos que han sufrido pérdidas de facturación. Se ha castigado a gran parte del colectivo que ha sufragado con recursos propios el pago a sus proveedores, descapitalizándose totalmente y agotando en muchos casos hasta su último céntimo para abordar la situación económica. Por ello, UPTA planteará al ministerio de Asuntos Económicos un nuevo plan de ayudas directas para autónomos con pérdidas de facturación de al menos el 50%, entre los años 2019 y 2021. Es de justicia, nuestro colectivo necesita una inyección económica o miles de actividades desaparecerán de nuestros pueblos y ciudades».